Opinión
Jade Goody, el espectáculo de su muerte
Jade Goody, celebridad británica. Saltó a la fama como concursante del reality show Big Brother (el Gran Hermano británico). Desde entonces, ha sido una habitual de las revistas y programas del corazón, dando espectáculo y desatando polémicas.
Lo que le ha hecho saltar a la palsetra internaional es haber vendido su enfermedad, agonía y muerte. Desde que se enteró, estando en un programa de reality show en la India (Big Boss), de que le habían diagnosticado un cancer. cervical, por lo que abandonó inmediatamente la casa de Bombay rumbo a Londres para ser tratada. Se le diagnosticó un cáncer de cuello de útero avanzado que era ya incurable, por lo que decidió mediatizar su enfermedad con el objetivo de obtener dinero de los medios de comunicación para poder así garantizar una herencia a sus dos hijos. Finalmente, falleció el 22 de marzo de 2009, en su casa de Essex (sureste de Londres).
Bautismo, boda y funeral ante las cámaras
Así, el pasado 21 de febrero contrajo matrimonio con Jack Tweed, seis años menor que ella y pendiente de una sentencia judicial por agredir a un taxista, obteniendo alrededor de un millón de euros por la exclusiva de la boda.
Apenas dos semanas después, el 7 de marzo, decidió cristianizarse en una ceremonia de bautismo en la que incluyó a sus hijos, fruto de una relación con el presentador de televisión Jeff Brazier. Puesto que los médicos desaconsejaron su salida del hospital Royal Marsden de Londres, la ceremonia se realizó en el mismo centro sanitario, lo que no impidió su comercialización en los medios.
Pocos días después de aquella ceremonia, Goody salió del hospital en precario estado de salud puesto que su voluntad era morir en casa. Fue una de las últimas apariciones
Decidió vivir sus últimos días como lo había hecho en los últimos años. Expuesta ante las cámaras. Su representante aseguró que el funeral sería "un espectáculo muy a lo Jane Goody", a la que ha definido como "la primera estrella mundial de la telerrealidad".
Polémica
La gran polémica nacida en el Reino Unido y trasladada al resto de países: "la muerte en público de Jade Goody,una joven profundamente inculta y horter que hace uns años consiguió salir de la miseria gracias a la telebasura y que de la mano de los medios y la tragedia del cáncer se ha transformado en una mujer capaz de mpvilizar al ministro de Justicia, emocionar al primer ministro y a millones de británicos y abrir un agrio debate sobre los límites del circo mediático".
No se puede negar que cada persona es libre de vender a los medios y hacer públicos los aspectos, detalles o momentos de su vida que desee. Ya lo han hecho muchas personas y en todso los países. La diferencia del caso de Jade Goody con los demás es que ha sido la primera que ha vendido su enfermedad, muerte y funeral. Estos temas hasta ahora reservados a la intimidad y respetados por la audiencia. Bajo el aspecto de un tema novedoso y atrevido, bajo una careta de rostro osado, lo que ha ocupado minutos y páginas de medios en todo el mudo sobre Jade Goody, no es más diferente que cualquier cameo de la prensa del corazón. No se trata de nada nevo, es algo que los famosos llevan haciendodurante décadas: vender su intimidad, dar morbo a cambio de dinero.
El público está, igualmente, en su derecho de demandar lo que quiera. Hay público de muy diversos tipos, todos respetables. Y con cabida en el ampio abanico de posibilidades de la comunicación mediática.
La responsabilidad la tienen los medios. Si estos temas interesan a un sector de la población ,lo adecuado es que el sector de la comunicación que se dedique a ello lo cubra, en este caso la prensa del corazón. Lo desacertado es que todos los medios, entre ellos programas y publicaciones dedicadas a temas considerados serios, se conviertan en amplificadores del show, convirtiéndolo así en un circo mediático. Llegando a ser un asunto incluido en la agenda de las cuestiones políticas del país, compartiendo espacio con asustos de tal envergadura como la crisis económica mundial. Muestra de esto son las declaraciones del primer ministro británico Gordon Brown, tras conocer la noticia de su muerte: un comunicado expresando "su tristeza" al conocer el fallecimiento de "una mujer valiente en la vida y en la muerte. Todo el país admiraba su determinación para asegurar el futuro de sus hijos". Habiendose referido ya a ella durante una rueda de prensa sobre economía,a peticióndeun periodista.
Se puede concluir, que esta atención desmedida de los medios sobre este asunto se debe a la novedad que ha supuesto tratar en público temas como la muerte o el tratamiento de una enfermedad como el cancer. Y, lo deseable, es confiar en que tras esta novedad, estos temas siguan ocupando páginas dentro de la prensa del corazón o del espectáculo. Pero, no movilizar todo el sistema comunicativo de un país en torno a un acontecimiento como fue el funeral de Jade Goody. Y el debate sobre si la venta de una muerte o la agonía por una enfermedad se generaliza en los espacios del corazón, va a depender de las políticas que cada cadena adopte sobre lo que permite emitir o no en sus programas de acuerdo a su criterio y ética profesional.
Fuentes:
elpais.es
elmundo.es
vertele.es